El póker online es un juego de habilidad, y como tal, la experiencia es un valor añadido. Hay que formarse, leer, jugar, analizar, entender los fallos, mejorar la capacidad de concentración y memorización, manejar números, datos y estadísticas. Todo eso, al mismo tiempo. ¿Cómo se puede entonces mejorar el juego? ¿De qué modo crear una serie de acciones destinadas a depurar el juego? Vamos a echarte una mano con ello.
El póker es un juego mental
Existe un debate constante sobre cómo calificar el póker, si un juego de matemáticas o de azar. ¿Qué tal si te decimos que el póker, más que de suerte o de números, va de resistencia mental?
Porque no solo vas a tener que pensar en cómo ligar tu proyecto, sino que tendrás que echar un ojo al juego de los demás, evitar que te lean mientras los lees tú, calcular probabilidades y estadísticas, contar cartas y tomar buenas decisiones en poco tiempo, casi de manera simultánea. Y sin resistencia mental, es imposible que logres hacer todo esto manteniéndote impertérrito en la mesa.
El tilt, esa espiral negativa de la que todos huyen, tiene mucho que ver con la debacle mental de un jugador abatido, rendido o desesperanzado. Por eso, al llegar ahí, es mejor parar de jugar. Si no disfrutas, tómate tu tiempo y renueva tus energías. Saber cómo mejorar en el póker es igual de importante que saber cuándo necesitas parar.
Miente lo justo
La mentira es inherente al póker, pero si lo haces más de lo que debieras, empezará a ser contraproducente. Un farol en póker te ha de servir de cobertura, no para que te delate. Mentir mucho te situará pronto en el centro de la diana del resto de jugadores, y tus bluffs serán fácilmente destapados.
Un buen jugador de póker miente en contadísimas ocasiones. La clave está en saber qué ocasión es la idónea para mentir, y en cuál es mejor dejarlo correr. Pero ojo: mentir más no es sinónimo de mejor jugador. Si lo que quieres es saber cómo jugar mejor al póker, tendrás que centrarte en tu técnica y en tus conocimientos matemáticos, no abusar de los faroles.
Si juegas, hazlo de manera agresiva
Enfocar el juego de manera agresiva te beneficia desde el minuto uno. Si tienes buenas cartas, darás un golpe sobre la mesa con tu juego agresivo. Si no, te allanará el terreno para hacer un bluff, lo cual te puede venir muy bien para aprovechar esa cobertura extra y que el farol salga bien.
Pero no te obsesiones con mejorar. Está claro que el póker es competitivo y que buscarás constantemente cómo ser el mejor en póker, pero que eso no te ciegue y te haga jugar demasiado agresivo. Si te pasas de rosca, adiós.
Lee a tus rivales, pero nunca frontalmente
Está claro que en el póker leer a los rivales es la tónica general, pero para que salga bien nunca debes mantener por demasiado tiempo contacto visual directo con el rival, a no ser que eso forme parte de una estrategia particular. Es importante que seas sutil y sepas aprovechar los datos y las probabilidades que estés manejando, y que des pocas pistas con tus reacciones o tus miradas.
Recuerda que el póker es un juego de sutilezas, y saber esconderse es casi más importante que saber enfrentarse a un jugador.
Si no lo ves claro, quédate fuera
No pasa nada por decidir que esta mano no es la tuya. Lo absurdo sería querer estar en el juego tontamente sin tener posibilidades. El póker penaliza mucho las malas decisiones, así que no compensa arriesgarse a quemar un cartucho que al final te va a costar dinero.
Además, en póker hay que seguir un objetivo claro, no jugar por jugar. Si ves que no sale o crees que los números no te favorecen, es mejor dejarlo. Ya no es cuestión de saber cómo ser el mejor jugador de póker: el tema va de no perder dinero de manera absurda.
Aprende a contar las cartas
Es algo que aprenderás con el tiempo, pero lo cierto es que tu juego sufrirá un punto de inflexión cuando juegues contando las cartas. Es algo que te ayudará a tener bajo control lo que sucede en la mesa. Tendrás la ocasión de saber qué naipes faltan por salir y tomar las decisiones correctas en función de cómo esa selección de cartas afecte a tu proyecto.
No tengas miedo de cambiar de juego
A veces es necesario poner el modo competición en pausa y relajarse. Y para eso están las partidas de póker desenfadadas, que mantienen la esencia de la competición, pero que están pensadas para reducir el componente estratégico, apostando más por el ritmo y la acción.
Hay quienes temen perder práctica o experiencia si cambian de juego, pero oxigenar el cerebro con algo estimulante, divertido y diferente es la mejor manera de sacar el máximo rendimiento cuando regreses a la competición.
Ten siempre un plan B
Parece mentira que en póker hablemos de planes B, pero lo cierto es que tener en cuenta las contingencias en caso de una carta que nos ponga el proyecto patas arriba nos puede venir bien. Sobre todo, para saber cuándo dejar de estar en el juego, porque si nos va a costar dinero permanecer en la mano, lo mejor va a ser que nos retiremos si las probabilidades no nos sonríen.
En ocasiones, el plan B se reduce a hacer check, pero es igualmente importante saber en qué momento conviene hacerlo para sacar el máximo rendimiento de nuestro bankroll.
Gestiona tu bankroll con cabeza
Es clave. Porque de la gestión que hagas del bankroll dependerá tu continuidad en el juego, y si acabas con él, no habrá manera de que te reintegres en las mesas. Por tanto, cuidad con el uso indiscriminado de fondos porque puede ser tu ruina si no lo sabes manejar bien.
Formarse para saber cómo adoptar medidas que fomenten un buen BRM (bankroll management) es importante. No descuides este punto en tus sesiones de estudio.
Atento a tu posición en la mesa
Esto lo saben hasta los aficionados, pero no olvides que la posición es vital en cada jugada que hagas. El juego OOP suele dar resultados dispares, así que ojo a la posición para no estar nunca fuera del ritmo.